El Chaltén

Sobre el pueblo de El Chaltén y cómo llegué a conocerlo:

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Mirador del cerro y pueblo de El Chaltén y portada del Parque Nacional Los Glaciares – El Camino de las 10.000 Fotografías (172)

El Chaltén es uno de los municipios más jóvenes de Argentina. Fue fundado un 12 de Octubre de 1985, como parte de una decisión geopolítica para dar fin a la disputa entre las repúblicas de Argentina y Chile, por los derechos de soberanía sobre el Lago del Desierto. Se trata de un pequeño pueblo, de poco más de 1.600 habitantes ubicado sobre la Cordillera de los Andes, al oeste de la Provincia de Santa Cruz en la Patagonia Argentina, y tiene la característica especial de haber sido fundada dentro del Parque Nacional Los Glaciares.

Se encuentra al pié del cerro El Chaltén a quién le debe su nombre y sobre la confluencia de los ríos Fitz Roy y De las Vueltas.

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Mapa Topográfico con indicación de Senderos y Áreas de Acampe – El Chaltén

Es conocida como «La Capital Nacional del Trekking», ya que ofrece muchas opciones  para los amantes de las actividades de montaña que la visitan cada año. Y, como aficionada del trekking, fue en Abril de este año cuando tuve la suerte de conocerla.

El viaje surgió como algo de rutina para mi suegro, quien realiza el trayecto hacia El Chaltén repetidas veces al año debido a su actividad. Pero en uno de sus viajes se llevó con él a dos polizontes: Fermín y yo.

Contábamos con pocos días y los aprovechamos al máximo para realizar la mayor cantidad de caminatas y excursiones posibles. Mi interés: conocer, disfrutar de la montaña y, por supuesto, ¡tomar muchas fotos!

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El Camino de las 10.000 Fotografías (156)

Sobre las leyendas Tehuelches y la magia de El Chaltén:

Chaltén es el nombre con que los Tehuelches (pueblo originario que habitaba esta región) denominaban al Cerro; posteriormente, sería el perito Francisco Pascasio Moreno quien bautizaría a este cerro con el nombre de Fitz Roy, en honor al capitán que acompañó a Charles Darwin en su expedición por la Patagonia. En la lengua aonikenk, quiere decir montaña que echa humo, ya que los habitantes originarios, al igual que muchos de los primeros exploradores, lo suponían un volcán debido a que frecuentemente su cima se encuentra coronada por nubes.

El Cerro El Chaltén simboliza lo más preciado de las tradiciones Tehuelches. Según sus creencias, ellos fueron creados por Kóoche (Dios), y vivían en estado salvaje, luchando mano a mano con las fieras, para procurarse el sustento y abrigándose en grutas. Un niño de origen divino llamado Elal, es salvado de las garras de un gigante gracias a la intervención de un cisne, quien lo traslada de la isla donde había nacido a las yermas tierras patagónicas, depositándolo en la cima de la más hermosa e imponente cumbre de la región: el Chaltén. Pasa allí tres días, alimentado y protegido por las aves que lo habían acompañado.

Librado luego a sus propios medios, tiene que luchar con tres enemigos que le acechaban para quitarle la vida: el frío, la nieve y el viento. Se defiende del primero golpeando unos pedernales y produciendo el fuego; del segundo, fabricando un toldo con pieles de guanaco, y del tercero, utilizando una capa. Inventos que luego transmite a sus amigos los aónikenk, junto con el arco y la flecha para defenderse de las fieras.  Elal, después de haber vivido mucho tiempo entre sus amigos, dándoles sabias normas de vida y de moral, fue a buscar a la hija del Sol, el lucero matinal (Kawó). Después de vencer tres ardides tendidos astutamente por el Sol, logró la mano de la doncella.

Y desde entonces, allá arriba, al lado del Sol, espera a sus amigos, los aónikenk, y les ofrece caza abundante en los mundos del espacio. Como prueba de su buena voluntad, dejó impreso en el cielo el rastro del choique, la constelación Cruz del Sur, para indicarles el camino que habían de seguir. Allá están sus compañeros divirtiéndose con perpetuas cacerías, como lo demuestran esas nubes blancuzcas, las nubes de Magallanes, que es el polvo que levantan las manadas de guanacos. Y lo dice también ese gran callejón blanquecino, la Vía Láctea, por donde pasan a la carrera los cazadores, sembrándolo con las plumas de los choiques que han cazado.

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El Camino de las 10.000 Fotografías (170)

Sobre las caminatas y las montañas:

Los días en El Chaltén arrancan bien temprano. Los visitantes se alistan con las primeras luces del día e incluso antes. Un buen desayuno es mandatorio para afrontar el día que espera por delante. Las caminatas por las montañas son una experiencia hermosa para quienes gustan de esta actividad, pero conllevan un gran esfuerzo físico para el que hay que estar preparado. Me gusta creer que hay una especie de reciprocidad en esto; me lo imagino como un discípulo otorgándole una ofrenda a un dios. Le otorgamos a la montaña nuestro esfuerzo y nuestro sudor y ella nos retribuye con una experiencia enriquecedora de paz y contemplación.

Otoño es una época del año mágica para conocer EL Chaltén. Las Lengas se pintan de rojo y transforman el ya bellísimo paisaje en un visión idílica. El encontrarse en un lugar tan conservado, tan prístino, se puede notar no sólo por el relieve, la vegetación y la falta clara de antropización del paisaje, sino también por el mismo aire que se respira, entra en tus pulmones, lo absorbes y pasa a formar parte de vos.

«Todos necesitan la belleza tanto como el pan, necesitan esos lugares donde la naturaleza cura y da fuerza al cuerpo y al alma.»

John Muir

De los senderos posibles hay dos que son los más visitados y desde donde se toman las fotografías más emblemáticas de esta región. Ellos nos llevan directamente a puntos panorámicos privilegiados desde donde se puede observar las imponentes paredes de roca desnuda de los principales cerros, el  Torre y el Chaltén.

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Cerro Torre – El Camino de las 10.000 Fotografías (153)
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Cerro El Chaltén o Fitz Roy – El Camino de las 10.000 Fotografías (157)

Luego de un largo día de caminata, cuando se va acabando la tarde, se puede ver un desfile de personas volviendo a sus hospedajes. Luego de una gratificante ducha, el estómago empieza preguntar que tenemos para cenar hoy. En el pueblo hay muchos restaurantes y cafés que esperan la llegada de los cansados aventureros. Te reciben con una sonrisa y algo calentito que te anima y conforta. Luego de la cena el cansancio se hace sentir más fuerte, y no se tarda en conciliar el sueño. Y en sueños el pueblo se queda en silencio, a la espera del próximo día, la próxima caminata, y, en mi caso, la próxima foto…

«Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente; enfrentar solo los hechos de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar. Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida… para no darme cuenta, en el momento de morir, que no había vivido.»

Henry David Thoreau

Para ver la serie completa y disfrutar de los paisajes haz click aquí: El Chaltén.

Y a modo de cereza del postre, les dejo un pequeño timelapse que realicé en la Laguna Capri. Son sólo 17 segundos, pero 17 segundos para sentir que estás ahí.

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