Semanas atrás tuve la oportunidad de pasar un día en Ávila. Ciudad famosa por poseer una muralla medieval completa y un casco histórico muy bien conservado nombrado en 1.985 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Creo que este post debería llamarse más bien La Muralla de Ávila ya que fue ella quien atrapó toda mi atención y no la dejó ir hasta la hora de tomar el tren para regresar a Madrid.

Si, visualmente es fantástica, pero fue más que eso, si al encontrarse frente a tan imponente construcción le sumamos muchas horas de cine y series, y lo mezclamos todo con una buena y diría casi excesiva dosis de imaginación, los fantasmas de la muralla empiezan lentamente a cobrar vida.
Olviden los autos, las luces, los turistas y todo rastro de modernidad. Observen primero bien de cerca, las rocas apiladas en imperfecta armonía, las almenas y los cubos uno tras otro en perfecta sucesión, los pequeños pasadizos y empinadas escaleras que conectan las torres con el serpenteante adarve.





Observen luego a lo lejos, hacia un lado el casco antiguo contenido por la muralla, hacia el otro, el paisaje que se abre con las sierras en lontananza.



Ahora piensen que cada paso que uno da sobre ese adarve otros lo dieron antes que uno, que en cada almena hubo al menos una vez un codo o una mano descansando, que cada cubo o torre fue escenario de innumerables conversaciones, que así como nosotros miramos el paisaje en la distancia otros ojos observaron ese mismo panorama, algunos expectantes, otros con aprensión; y la muralla está todavía ahí, testigo de cada vida que pasó por ella, testigo de un sinfín de emociones, aburrimiento, desasosiego, calma, miedo, terror, alegría, euforia; testigo de las vidas que comenzaron dentro de ella; testigo de las vidas que se apagaron dentro, fuera y en ella. Muralla que fue no un adorno digno de admiración, sino un instrumento de supervivencia, que brindó seguridad a unos, y representó un desafío para otros. Escenario de dramas cotidianos y pasiones desenlazadas. No una inerte construcción de piedra, sino un cofre de historias, emociones y fantasmas…
Para ver más fotos de Ávila haz clic en el link: Ávila
Deja una respuesta